Concretamente, los metales conducen muy bien el calor y, por ello, el calor fluye rápidamente de nuestra mano al objeto metálico, y este calor extraído de nuestro cuerpo es lo que nos da la sensación de frío. La madera o el papel son malos conductores, y por ello el calor fluye más lentamente y parecen más calientes.
En la animación se simula una experiancia para poner de manifiesto estas diferencias de conductividad. Tenemos un recipiente con agua caliente y unas barras del mismo tamaño de cobre, aluminio, hierro, plástico y madera. En el extremo inferior de cada barra se colocan unos clavos pegados con cera.
Los materiales que mejor conducen el calor se calientan antes y al derretirse la cera el clavo cae.
Pero el calor no se transmite únicamente mediante conducción, sino que existen otros mecanismos de gran importancia: la convección y la radiación.
No todos los materiales conducen igual de bien el calor.
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